En la empresa, un buen número de empleados pueden presentar una baja emocional, lo que puede ocasionarles ansiedad o depresión, y afectar de gran manera las actividades dentro de las áreas de trabajo. Los supervisores deben observar y estar pendientes de los cambios de actividades y eficiencia en las diferentes zonas de la empresa; ver el comportamiento de los empleados para apoyar y orientar.
El jefe de área debe estar al tanto de algunos signos emocionales específicos en su personal:
Cambio de conducta. No se comporta como habitualmente suele hacerlo.
Sumido en sus pensamientos. Falta de atención a las instrucciones establecidas.
Aumento de accidentes. Falta de concentración en sus actividades y lesiones frecuentes.
Ausencias. Personal con gran capacidad laboral comienza a llegar tarde o a faltar por diferentes motivos.
Fatiga crónica. Falta de interés en sus actividades y sentir cansancio en todo momento.
Baja productividad. No se logran los estándares requeridos en periodos de tiempo.
Aislamiento. Ya no se reúne con compañeros con quienes habitualmente lo hacía.
El estado emocional del empleado es vital en los procesos productivos ya que el cambio de actitud repentino puede volverse irracional, y ese es el momento cuando el supervisor debe seguir ciertas acciones para retomar el buen desempeño emocional y productivo del trabajador.
El despedir a un excelente empleado por experimentar una depresión laboral no soluciona el problema, al contrario genera más dificultades debido a que hay que empezar de nuevo con la contratación, entrenamiento y capacitación, aunado a que el nuevo empleado decida renunciar sin previo aviso.
El supervisor, junto con Recursos Humanos, deben seguir algunos pasos para lograr la estabilidad emocional de sus empleados, como:
Comprender. El empleado probablemente requiera apoyo profesional.
Establecer una acción de confidencialidad.
Explicar que debe lograr su estabilidad en un tiempo razonable, sino habrá procedimientos disciplinarios.
No analizar los problemas de los empleados
No ejercer juicios morales.
No dejarse influenciar por emociones propias.
Si el empleado voluntariamente expone su problema, la mejor ayuda que puede ofrecer un supervisor es escuchar sin interrupciones, predicaciones y juicios.
Hay que darle tiempo al empleado con baja emocional para lograr su estabilidad y retome sus labores como siempre lo había hecho.
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