HABLEMOS UN POCO DE HISTORIA. ¿Alguna vez te has preguntado, en qué momento de la transformación industrial mundial se estableció como la clave de los negocios transnacionales el sacar las operaciones de maquila del país origen? |
El modelo de negocio en evolución.
En la década de 1970 y comienzos de la de 1980 las marcas empezaron a ser claves en la economía y el proceso de producción se devaluó en Estados Unidos. Los logos se tragaron el valor añadido. Las empresas desviaron la cuestión a subcontratistas del tercer mundo cuya tarea era responder a los pedidos de forma rápida y barata. Las empresas se enfocaron en crear una mitología corporativa con poder para infundir significado solo con su nombre a estos objetos hechos a distancia.
El argumento: La reestructuración y transformación de las empresas.
“Nuestro plan estratégico en América del norte consiste en dedicarse con intensidad a la gestión de la marca, al marketing, y al proceso de diseño y transferir una porción significativa de nuestras actividades a contratistas del resto del mundo, daremos a la empresa mayor flexibilidad para asignar recursos y capital a sus marcas”.
Esto lo afirmó John Ermatinger presidente de la división Levi Strauss al justificar la decisión de la firma de cerrar 22 fábricas y despedir a 13.000 trabajadores estadounidenses entre noviembre de 1997 y febrero de 1999; si bien esto ayudó al posicionamiento y estar como punteros declarándose competitivos, también significó que los ochenta fueron años de crisis; situación que para los noventa se complicó. Estados Unidos pasó de ser una fuerza en producción a un país de desarrollo de marcas.
Para ese entonces tomó una importancia relativa el sector de los servicios y el comercio minorista, ofreciendo el 75 de cada 100 del total de puestos de trabajo en los Estados Unidos como fuente de empleo. Para entonces había cuatro veces y medio más estadounidense vendiendo ropa en tiendas especializadas y en grandes almacenes que obreros tejiéndolas o cosiéndolas.
De acuerdo con un informe para 1997, las empresas de calzado líderes en este modelo de negocio que destacaron fueron Nike y Reebook, con fábricas chinas especializadas y con contratos exclusivos.
Le ha salido el tiro por la culata...
Sin embargo, para ese momento de la historia, China puso en obsoleto este modelo de negocio, ya que de ser un país tercermundista, se reveló y se reinventó para ser creadores de marcas propias; pero con un gran punto a su favor, ser ellos mismos fabricantes con la mano de obra barata, capacitada y especializada que le costó mucho trabajo a las empresas americanas y europeas formar y que durante muchas décadas se sirvieron. Ahora los asiáticos tenían el KNOW HOW, poseían ya los conocimientos técnicos, operativos y estratégicos que aglutinaron e hicieron parte de su ventaja competitiva las empresas que optaron por subcontratar.
Las empresas dejaron en manos de los subcontratistas las metodologías de producción, los procesos y el conocimiento de perfectas líneas de producción líderes en el mundo. Ahora los chinos se desplegaban por el globo no solo promoviendo su mano de obra barata, sino que también su capacidad para comercializar marcas que competían; ejemplos claros, Huawei, MG Motor, Lenovo y Alibaba.
¿Qué podemos aprender de la historia? ¿Qué oportunidades de negocio podemos vislumbrar en este cambio de paradigma? Muy posiblemente piense que México requiere apostar más por el desarrollo de marcas con fuertes estructuras de marketing que permitan a los empresarios cotizar no solo la maquila nacional, sino también a marcas con proyección internacional. Sin duda debemos adaptarnos y transformarnos.
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