El petróleo es el motor principal de la economía mundial, dando impulso a nuestra sociedad y teniendo un papel clave en la actual era industrial.
Se estima que son 80 millones de barriles de petróleo que se producen en el mundo para activar maquinaria, transporte y hasta para generar nuestra energía eléctrica; sin embargo, también, se le acusa de ser un factor importante del cambio climático e, incluso, responsable de causar cáncer en las personas por la exposición a productos hechos de este líquido viscoso. El dilema entre producir y contaminar pone en controversia a todos.
Resistencia al plástico.
Se deja ver con mayor fuerza la presión social, gubernamental y de organizaciones medioambientales ante los graves problemas de contaminación que atentan sobre el verdadero oro, el agua. Cada año se suman más personas en el mundo a la iniciativa JULIO SIN PLÁSTICO que inició en el 2011; se calcula que ya son más de 120 millones de personas de 117 países que promueven este nuevo estilo de vida donde se hace conciencia al reducir el consumo de plástico en nuestra vida diaria. Este movimiento es uno de los tantos indicadores del despertar de conciencia de la humanidad (consumidores) por reducir nuestro impacto de huella de carbono; incluso, la Asamblea General de la ONU pone en su agenda 2030 el desarrollo sostenible como prioridad y exige a todos los países atender al llamado.
La urgencia es más notoria cuando la economía se ve afectada debido a los desastres y fenómenos naturales que cada vez son más violentos en diversos partes del mundo; las noticias alarmantes e impactantes sobre constantes sismos, sequías, incendios, inundaciones y temperaturas extremas son más frecuentes y acaparan los medios de comunicación.
Moda plástica
Nuestras Industrias Textil y del Vestir también han mermado y contribuido a la problemática, ya que cada año se estima que medio millón de toneladas de plástico terminan en los océanos con la liberación de microplásticos y microfibras al lavar la ropa, y estas partículas microscópicas terminan en la cadena alimenticia, de la cual nosotros también dependemos: comemos aves y peces con partículas tóxicas sin darnos cuenta.
Para las empresas petroleras y de gas son los tejidos sintéticos una parte importante del modelo de negocio, y es que se estima que más del 50% de la ropa de Fast Fashion se fabrica en la actualidad con plásticos vírgenes, y se prevé que para el 2030 aumente al 75%. De acuerdo con el informe de 2017 de la Agenda Mundial de la Moda, dice que en un año se producen 92 millones de toneladas de residuos textiles que acaban en los vertederos o son incinerados.
Busquemos alternativas
No podemos tapar el problema con un dedo, tampoco podemos dejar de producir y consumir; pero si estamos en el momento perfecto de la historia para dar cabida a la innovación con base en la investigación y ayudados de la tecnología. Hay que sumar, a nuestra línea de producción, pequeñas o grandes acciones que nos alineen a este cambio social, empresarial y gubernamental, no nos quedemos atrás.
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